[Este es un texto que circula por la red; en realidad, vale tanto para sacerdotes como para cualquier otra persona con este grave transtorno mental, obviamente. Dedicado, con amor  y honda preocupación por su salud mental, a todos los catolocos y evangelofascistas que no tienen otra cosa que hacer que inventar "guías para superar la homosexualidad" e idioteces por el estilo]

En este mundo tan enfermo en el que vivimos hoy en día, tan inmoral, existen personas que tienen problemas que se niegan a aceptar; otros, peores, los enarbolan con orgullo y los promueven entre las personas que los rodean. En muchos casos no tienen la culpa de ser así. Han sido educados en ambientes de ignorancia, intolerancia y falta de respeto, han sido engañados y se encuentran confundidos con lo que creen saber del mundo y de la gente. Este grave problema social está presente, con mucha más frecuencia de lo que debería, en círculos eclesiásticos, donde, por naturaleza, reina la ignorancia voluntaria. Como sea, una persona homofóbica tiene serios problemas psico-afectivos, pero tenemos noticia: la homofobia se puede curar. No importa que quien padezca este mal sea o no un sacerdote, el siguiente método funciona para todos.

Los doce pasos

1.- Aceptar a la ciencia médica como ayuda salvadora para salir de la homofobia que padecen y la Declaración Universal de los Derechos Humanos para respetar el derecho ajeno a vivir la propia sexualidad de manera libre y plena.

2.- Reconocer a la homofobia como un problema que afecta la estabilidad emocional de quien la padece y la convivencia de la sociedad en general.

3.- Reconocer que tiene sentimientos homofóbicos y buscar ayuda profesional seria: reconocer que la inclinación homofóbica es motivo de búsqueda de apoyo.

4.- Ponerse en camino de sanación-reintegración de su vida: acomodar su vida a la convivencia respetuosa de la naturaleza diversa de los seres humanos, reconociendo las bendiciones de esa diversidad.

5.- Perdonar a quienes lo hayan encaminado a promover la mentira, el prejuicio oscurantista y el dogma pseudocientífico acerca de la homosexualidad y la bisexualidad. Comprender y aceptar que la libertad religiosa debe ejercerse en pleno respeto a las libertades individuales y el derecho ajeno, sin excepción de personas.

6.- Renunciar al pasado: iniciar el camino de liberación basada en la verdad científica, la comprensión de la diversidad sexual humana y el respeto a los derechos humanos de todas las personas. Reconocerse como parte de esa diversidad humana.

7.- Estar dispuesto a reconciliarse con el derecho de todas las personas a la felicidad y el respeto a las libertades individuales consagradas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en los valores constitucionales de respeto y libertad.

8.- Buscar espacios para la reconciliación con la verdad científica y el reencuentro con el respeto a las personas homosexuales y bisexuales que ejercen su derecho a la felicidad.

9.- Crear una red de apoyo con amistades fuera del mundo homofóbico, con personas de todas las orientaciones sexoafectivas e identidades de género, con pleno respeto a sus personales caminos a la felicidad, creencias individuales y libertad personal; participar en el movimiento ciudadano por el respeto a los derechos humanos de todas las personas.

10.- Examen de conciencia diariamente: centrado en la autoliberación de todo dogma oscurantista y comportamientos patológicos, hacia un ejercicio religioso saludable y basado en la verdad científica y el respeto al principio de separación entre Iglesia y Estado. En caso de manifestar desórdenes graves, como la realización de actos pederastas, buscar ayuda psiquiátrica urgente.

11.- Ejercitarse en expresar su naturaleza afectiva y amorosa sin prejuicios, comportamientos patológicos ni visiones oscurantistas, como parte de una vida espiritual equilibrada y saludable, con pleno respeto a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en los valores constitucionales de respeto y libertad.

12.- Poner los ojos en la belleza de la vida nueva, para vencer, así, las nostalgias de la costumbre de promover los prejuicios acerca de la diversidad sexual humana.

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